miércoles, 30 de septiembre de 2009

Sin viñedos, pero con opción de cata

Hoy es feriado en Santa Fe y la ciudad no ha detenido su ritmo. El invierno se resiste a su ocaso y la primavera indecisa espera entre las bambalinas. Miércoles, la mitad exacta de mi semana laboral. Un rumor lejano me susurra en los oídos que la ciudad no tiene nada para ofrecer.

¿Por qué mi bandeja de entrada de correo electrónico está llena de actividades sociales?

- Una pequeña galería de arte tiene muestras permanentes frente de la Plaza “de los artesanos”.
- El sábado hay danza importada de Francia en el Rosa Galisteo.
- El pospuesto TC 2000 ofrece su primera carrera nocturna el sábado en la Alem.
- “La Flauta Mágica” en el teatro Municipal

Y la lista de mails continua…

¿Candioti Sur no es un barrio de Santa Fe? ¿Mi ciudad no es acaso la misma Santa Fe del rumor?

Para contrarrestarlo, la actividad de esta noche de miércoles ya estaba decidida: presentación del vino del mes en el Club de Cata.

Una casa antigüa, arreglada y muy bien iluminada es el espacio físico de “Bodegas López” una de las casas de vinos que organiza los encuentros. Paredes de botellas, pisos en damero, mármol, ladrillo enrasado y madera. Las paredes sangre marcan el contraste de los tintos y las paredes blancas destacan el color de los vinos homónimos.

Al fondo de la casona “la fiambrería”. Jamones, salames, quesos de todo tipo, embutidos, encurtidos, patés e interminables delicatesen saladas para chuparse los dedos...

La casa invita un ambiente tranquilo, sin estridencias, todos -dueños, empleados, invitados, clientes y amigos- estamos en un mismo nivel, distendidos, relajados, cómodos, casi como en casa.

El protagonista siempre es el vino, y esta noche uno de ellos tenía nombre de mujer NINA: “Un delicado vino en el que se denotan taninos dulces, que posee gran cuerpo y tiene buena estructura". El señor se llamaba Lurton Chardonnay (reserva) “un vino floral con gran complejidad aromática y una gran sensación de frescura en boca, en donde se expresa un vino realmente impactante.”

Traté de encontrar en mi paladar esta descripción que hacía de los vinos el mail. La hallaba y la perdía entre la charla con amigos y la observación del lugar. La complejidad se simplificaba y la frescura se acaloraba, lo delicado se desdibujaba y mi cabeza –semi mareada- ya estaba pensando en estas líneas y no podía pensar en las estructuras del vino...

En un instante me di cuenta que al vino no hay que ponerle la cabeza, sino el alma, porque simplemente es para sentirlo. Como todas las cosas que están hechas para compartir.

Tengo dos botellitas en casa ¿Quién cocina?

3 comentarios:

Fiorela dijo...

La primavera se hace menos invernal, cuando las palabras llenan el alma de ese calorcito que tienen las salidas con buena compania a un buen lugar...

Incitaste mis ganas de tomar unas copas con amigos...

Pablo Tibalt dijo...

Y bueno Fueguita, mensajecitos de texto, camperita y a la noche...

MeriSan dijo...

Que buena descripcion del ambiente!
En lo que sería un juego, o una obviedad para algunos, hubiera musicalizado con Nina Simone, y estaba redondito.. o redondita, ja.

que se vengan más de estos encuentros, le ponemos el pechio

besos!